Chamula Power; el primer cártel indígena
Hablantes de tzotzil empuñan el poderío de la mafia en el corazón de Chiapas
Esta es la segunda de tres partes en una serie sobre el estado de Chiapas en México. Para la parte uno, sobre "Cómo los cárteles invadieron Chiapas", haz click aquí.
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Mientras que la música de la canción usa el estilo de los corridos del norte de México, con acordeón y voz nasal, la letra habla de narcos del sur del país.
"No nada más en Durango existen hombres chingones,
En el estado de Chiapas también hay vatos cabrones,
[...] Los descendientes de mayas, puedes encontrar de todo,
Lo que sobra es marihuana, y nunca nos falta el polvo,
Hay chamulitas hermosas, que a cualquiera vuelven loco”.
Ese corrido forma parte de una cantidad creciente de narcobaladas que glorifican a los traficantes de Chiapas, en la frontera con Guatemala, y en especial a los criminales de San Juan Chamula, un orgulloso pueblo indígena en el corazón del estado. Las canciones cuentan que pasaron de ser campesinos a poderosos miembros de los cárteles. Incluso hay una narcopelícula filmada en el pueblo titulada Campesinos a la mafia (la primera foto está tomada de su cartel).
Al igual que la mayoría de los corridos, las baladas chamulas hablan en términos exaltados, pero reflejan elementos de la realidad. Es cierto que una gran mafia ha surgido en el pueblo de Chamula y que ejerce un poder considerable en la gran ciudad chiapaneca de San Cristóbal de las Casas y la región central del estado. Los mafiosos chamulas no solo controlan el contrabando de personas y el tráfico de drogas, sino gran parte del comercio informal de la zona. También han despertado indignación por su involucramiento en la producción de pornografía de mujeres indígenas y menores de edad.
El crecimiento del cártel ha aumentado la violencia en San Cristóbal, otrora una de las ciudades más seguras de México. Pandillas de jóvenes vinculados con la mafia chamula recorren la ciudad en motocicleta, ejecutando golpes y robos. En abril, horas de tiroteos provocaron que se cerraran las escuelas y que los padres sobresaltados corrieran por sus hijos. Mientras yo estaba reporteando en Chiapas en diciembre, unos sicarios mataron a tiros a un líder chamula en un taller mecánico de San Cristóbal, y sus seguidores (muchos de ellos en moto) rodearon la estación de policía hasta que les entregaron el cuerpo.
El gobierno federal mexicano reconoció por primera vez al Cártel Chamula en una conferencia de prensa de 2021, donde lo culpó del asesinato de Gregorio Pérez, fiscal indígena de Chiapas. “Ya está detenido el autor intelectual [del golpe]", dijo el subsecretario de seguridad pública, Ricardo Mejía. "[...] Es parte de un grupo delictivo conocido como Cártel Chamula". Los medios mexicanos a veces lo llaman Cártel San Juan Chamula, o CSJC.
Esta mafia llama la atención por ser el primer cártel mexicano dirigido por indígenas: los descendientes directos de los pueblos que vivían en estas tierras antes de la Conquista española. Los chamulas hablan tzotzil, parte de las lenguas mayenses, y tienen tradiciones elaboradas, como rituales de sanación que usan incienso y sacrificios de gallinas.
Muchas comunidades indígenas de México han resistido a los cárteles o sido desplazadas por su violencia. Sin embargo, al crear un cártel propio, los chamulas están usando la violenta moneda del crimen organizado para obtener su propio asiento en el poder.
Guerras religiosas
San Juan Chamula está a unos 10 km de San Cristóbal, en las verdes colinas chiapanecas. Es famoso por sus ceremonias religiosas eclécticas, llenas de mariachis y bandas, curanderos e incienso, que los turistas pagan por ver. Los participantes de los rituales también consumen cantidades abundantes de Coca Cola para eructar, pues creen que los eructos purifican cuerpo y alma.
Los chamulas tienen una orgullosa historia de resistencia y rebelión, y han logrado mantener el poder político y económico de su pueblo en manos locales. Su iglesia dice ser católica romana, pero en realidad es un cisma independiente controlado por ellos mismos. También copiaron la cadena mexicana de abarrotes Oxxo y crearon su propia versión, Osso, con un logo copiado, lo que, de nuevo, mantiene las ganancias locales.
La cúpula del pueblo, a la que llaman "los caciques", tiene el hábito de exiliar a quienes se salen del redil. A partir de los años setenta, muchos chamulas se volvieron evangélicos, lo que significaba que no participaban en las ceremonias ni pagaban las altas contribuciones obligatorias. Los caciques acusaron a los evangélicos (y a cualquiera que no les agradara) de profanar sus tradiciones, y los desterraron. Siguió una serie de desplazamientos, y los refugiados se asentaron en los barrios pobres del norte de San Cristóbal.
Fue ahí donde los hijos y nietos de los refugiados evangélicos crearon una gran base para el Cártel Chamula. Sin embargo, ahora también trabajan con capos en su tierra natal, a unos kilómetros de distancia. Mientras que la religión los dividió, el crimen organizado los está uniendo.
Cuando recorres San Juan Chamula, puedes ver varias mansiones, como la que aparece aquí abajo. Mientras que algunas podrían deberse a negocios legítimos, hay muchas más casas lujosas de las que esperarías en un municipio pobre de Chiapas. La amplia cartera de actividades ilegales que realiza la mafia explica esa riqueza.
Un negocio central del Cártel Chamula es el contrabando de personas, pues muchos chiapanecos quieren buscar fortuna en Estados Unidos, y la mayoría de los migrantes que entran por el sur de México cruzan el estado. Varias personas me han dicho que ahora se pagan más de 15 mil dólares para ser llevado de Chiapas a un destino en Estados Unidos; junto con los muros más altos y el aumento en la demanda, los coyotes han inflado sus tarifas.
Las drogas, por supuesto, son clave. Se dice que el Cártel Chamula fue fundado por matones que trabajaban con los Zetas, pero ahora tienen una sólida alianza con el Cártel de Sinaloa, y les ayudan a mover su producto hacia el norte. También hay bastante comercio local. Los chamulas tienen dispensarios con una amplia gama de drogas en oferta en los barrios norte de San Cristóbal.
El control del comercio informal quizá les brinde aún más ganancias. San Cristóbal tiene enormes mercados callejeros, que lo recorren desde el centro hacia el norte. Varios puesteros dicen que pagan una cuota semanal de unos 100 pesos, o 6 dólares, a los líderes del mercado de la mafia chamula. Esos líderes evitan que las autoridades los corran de su sitio y a cambio ganan el equivalente al impuesto sobre la renta.
El involucramiento de la mafia en la pornografía es particularmente impactante. Investigadores en Chiapas, incluyendo a una activista feminista llamada Marta Figueroa, descubrieron la venta de videos porno con nombres como "Chamula XXX", "Indias Calientes" y "Chamulitas".
Los filman con celular en cuartos de hotel e incluyen mujeres indígenas, algunas claramente menores de edad, reportó Figueroa. Ella lo llama "etnoporno".
Chamula Power
Los barrios bajos se trepan en los cerros que hay al borde de San Cristóbal, con caóticas calles de terracería que rodean templos evangélicos y negocios con nombres bíblicos como "León de Judá". Afuera de una pizzería, hablo con Benito Carrera, un hombre de 32 años que trabajó mucho tiempo en Estados Unidos y habla un inglés casi perfecto, además de español y tzotzil.
Carrera en realidad es de otro pueblo tzotzil, Chenalhó, pero vive en la zona. “Hay gente de diferentes comunidades, pero nos consideran a todos como chamulas", dice. Cuando le pregunto por el cártel, niega con la cabeza. "Las mafias son muy poderosas aquí. Tienes que tener cuidado. Solo me dedico a ir a la iglesia".
En el sur de San Cristóbal, voy al taller mecánico de Gregorio Hernández, un hombre de 57 años nacido en la ciudad. Hernández es mestizo, una mezcla de español e indígena. En la mayoría de México, eso se considera la norma y la palabra ya casi no se usa, pero debido a la gran población indígena que hay en Chiapas, la gente la aplica para diferenciar.
Hernández dice que el ascenso del Cártel Chamula ha coincidido con un aumento en el respeto hacia los habitantes indígenas, que puede rayar en tener cuidado de no meterse en problemas con la mafia. "La gente solía pensar que los indígenas eran menos que ellos y que se les podía mandar. Pero ahora no puedes hacer esto. Los Chamulas son un verdadero poder en esta ciudad”. Su último punto me pone a pensar.
En el México actual, los cárteles son un vehículo para obtener poder por medio del uso de la violencia organizada. Quizá formar un cártel sea una vía más fácil a la influencia y la riqueza que formar un partido político o montar un negocio.
Los chamulas no rechazan el mundo exterior, sino que toman sus innovaciones y las hacen propias. Tienen su propia Iglesia católica con sacrificios de gallinas y sus propios Oxxos que venden pox, un licor de maíz y caña de azúcar. Y ahora tienen su propio cártel influido por las mafias externas, pero con su toque local y sangriento.
Traducido por Hugo López Araiza Bravo
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